Magda había quedado con
unas chicas que trabajan con ella para ir, una peruana, una rumana y una
estona. Según íbamos de camino a la estación escribieron a Magda un mensaje
para decirla que tenían los billetes y que nos esperaban en el andén. Hasta ahí
me quedó claro pero no sabía si tenían también nuestros billetes o no. Magda me
dijo que sino no nos habrían mandado el mensaje así que fuimos directamente al
andén. Cuando llegamos allí mis sospechas se confirmaron y ellas habían
comprado sus billetes pero no el nuestro por lo que nos tocó correr a por ellos
para no perder el tren mientras nos acordábamos de las madres de todas ellas
por haber mandado un mensaje tan tonto y tan ambiguo. Pero la suerte estaba de nuestro
lado y nos dio tiempo a comprar los billetes y a irnos en el tren previsto.
Durante el trayecto me di cuenta de que las chicas eran un poco raras, intenté
entablar conversación con ellas, pero no puede intercambiar mucha información porque
eran bastante sosas. Presumo de hacer hablar hasta a las piedras, no suele
haber persona por muy moruga o antipática que sea que se me resista pero…estas
sí, además tampoco yo tenía mucho interés y Magda tampoco así que empezamos a
hablar en nuestra querida lengua materna sobre nuestras cosas y a ponernos aun
más al día de nuestras locas vidas en el extranjero.
Al llegar a Trier
pedimos unos planos de la ciudad en la estación, en ellos venía perfectamente
indicado donde estaban los puntos importantes de la ciudad y todo lo necesario
para pasar allí el día, pero la chica peruana se empeñó en ir a comprar un
nuevo mapa porque decía que no estaba bien indicado. Yo soy un desastre con los
mapas y jamás hay que hacerme caso cuando tenga uno en la mano, pero aún así a
mí el mapa me parecía perfecto. Después de hacernos perder el tiempo en la
tienda de los mapas y darse cuenta que todos eran iguales solo que el que nos habían
dado en la estación era de papel cutre y los otros libritos a todo color, comenzamos a ver la ciudad.
La primera parada fue
la catedral que Magda y yo quisimos entrar a ver, las chicas se hacían las
remolonas así que las dijimos que nosotras íbamos a entrar porque a saber si
volveríamos a Trier alguna vez o no. Una vez dentro Magda me dijo que la
peruana era evangelista y que quizá no quisiera entrar por eso. De todos modos
nostras vimos la catedral, al salir, para nuestra sorpresa vimos que las chicas
no estaban. Magda las mandó un mensaje y salieron de la catedral con paso
bastante tranquilo para informarnos de que habían pensado que sería mejor que dividiéramos
el grupo ya que Magda y yo veíamos las cosas más deprisa y queríamos ir también
a ver tiendas y ellas querían tomarse su tiempo. Nosotras nos quedamos tiesas
ante esa manera tan descarada de mandarnos a paseo pero bueno, accedimos y
aunque nos dijeron que nos veríamos a la hora de comer tanto Magda como yo estábamos
planeando para nuestros adentros comer por nuestra cuenta a la hora española y
dejarnos en paz de tomar la comida a las 12 o las 12:30, que yo sigo pensando
que eso es casi desayunar. Una vez emprendido nuestro camino en solitario pregunté
a Magda que qué hacía con esas chicas que en vez de sangre tienen horchata en
las venas y ella me contestó que Luxemburgo es muy pequeño y que esas son las
únicas chicas becarias que hay y por lo tanto se tiene que juntar con ellas sí
o sí.
Dejando a parte a las
chicas sosainas nosotras seguimos nuestro camino guiadas por el mapa, incluso
salimos un poco de la ciudad para ver una especie de coliseo; también nos dio
tiempo a pasear por unos jardines, comer tranquilamente, ver tiendas y
sentarnos a comer un helado. A todo ésto, las amigas de Magda le habían escrito
para decirle que habían chequeado los horarios de los trenes y que nos veríamos
en la estación para coger el tren de las 18:50. Obedientes nos dirigimos a la
estación para estar antes de la hora prevista, y para nuestra sorpresa vimos
que no había ningún tren para Luxemburgo a la hora que se suponía que volvíamos.
Revisamos los horarios y junto al supuesto tren había un asterisco y creo que
no hace falta ser una lumbrera para saber que los asteriscos sirven para señalar
información adicional…bueno pues parece ser que eso debe ser solo en España
porque cuando Magda y yo sin abrir la boca nos dirigimos a ver qué decía el
asterisco vimos que ese tren solo funcionaba en horario de invierno, es decir,
de octubre a marzo y como estábamos en abril…teníamos que esperar una hora en
la estación. Cuando las chicas llegaron y les dimos la noticia, la rumana dijo
que era imposible porque ella lo había mirado…pero estaba equivocada, y no la
gustó mucho haberse equivocado porque se enfadó un poco. Magda y yo quitamos
hierro al asunto diciendo que no pasaba nada aunque era mentira porque esperar
una hora en la estación de Trier que no tiene ni una mísera tienda que ver es
un poco triste pero bueno…nuestra exquisita educación de país mediterráneo nos
hizo obrar así. Nos fuimos a un centro comercial que había cerca de la estación
a matar la hora mirando un par de zapaterías que aun estaban abiertas.
Cuando llegamos a
Bruselas quedamos con la chica estona para salir un ratillo por la noche (las
otras no quisieron porque estaban cansadas). Como era sábado de Semana Santa
fuimos a la Vigilia Pascual, que se dijo en inglés, francés y luxemburgués y
después a tomar algo al bar donde habíamos estado comiendo. Allí un chico bastante
raro me cambió un mechero que yo llevaba en el bolso (si, lo sé, no fumo pero
suelo llevar uno) por una taza de desayuno de Oxford nueva, aún en el envoltorio
y con el precio puesto. El chico era americano y me dijo que le gustaba cambiar
cosas porque por algo de muy poco valor a veces te daban a cambio cosas de más
valor. Con ese cambio yo salí ganando porque además el mechero no era mío, es
de alguno de los que estáis leyendo ésto que se os calló en mi coche, pero oye
a mí me vino muy bien porque necesitaba una taza para desayunar justo de ese
tamaño así que estupendo. Después quisimos ir a un pub que está en la parte de
abajo de Luxemburgo que por lo visto se pone muy bien pero no sabíamos ir, la
estona dijo que ella sí que sabía y Magda y yo, tontas e imprudentes la hicimos
caso y nos perdió por los campos luxemburgueses (había que bajar por un
camino). Nos dio un poco de miedo y Magda se empezó a poner nerviosa y a
pedirme que la dijera algo, a mí me estaba dando la risa porque me parecía una
situación surrealista ir detrás de una estona bastante pavilla a la una de la
mañana por unos caminos luxemburgueses, así que hice caso a Magda y la dije a
la estona que yo pasaba de ir que estaba cansada, que me quería ir a casa y
medio en broma medio en serio la dije que tenía q reconocer que estábamos un
poco perdidas. La chica lo reconoció dijo que ella solo sabía ir en autobús…a
mí en ese momento se me puso en la cabeza esa gota gigante que aparece en los
dibujos chinos cuando alguien dice o hace una tontería, así que desandamos el
camino al más puro estilo pulgarcito y volvimos al centro de la ciudad a coger
un autobús nocturno que nos dejara en casa.
El domingo fuimos a una
barbacoa en casa de unos amigos irlandeses de Magda, cayeron unos copitos de
nieve, pero luego salió el sol. Hubo mucha comida y nos lo pasamos muy bien. A
las seis y media fui a la estación a coger el tren para volver a Bruselas, lo
habían cancelado pero nos pusieron un servicio especial de autobuses que nos
dejaba en el primer pueblo de Bélgica y luego desde allí podíamos coger el tren
a Bruselas. A pesar de todo no llegué mucho más tarde de la hora programada,
cuando me bajé del tren llovía mucho y al llegar a casa el perro de mi
compañera de piso se había hecho caca (otra vez) en el cuarto de baño…Welcome
to Brussels…
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