PARA EMPEZAR...

PARA EMPEZAR...

Me llamo Marta Fernández, licenciada en periodismo, experta en Relaciones Internacionales y a un paso de ser Doctor en Ciencias Políticas.

Mi pasión por el periodismo y contar lo que pasaba comenzó siendo muy pequeña, quizá tuviera unos seis años, y veía a los reporteros en la tele, cada día en un sitio, contando historias diferentes, visitando muchos lugares, conociendo otras culturas y personas, todo muy apasionante. Y como siempre he sido muy cabezona eso fue justo lo que hice, convertirme en periodista y aunque no se si por azar o por mala suerte (o no), la vida no me está brindando la oportunidad de ser periodista pero si que me está dando la de viajar y conocer diferentes lugares, culturas y personas, a veces lejos de casa, otras veces muy cerca de ella, pero siempre encuentro en todo una historia que merece ser contada.

Ya decían Celtas Cortos "En estos días inciertos en que vivir es un arte", yo lo que pretendo es exprimir al máximo ese arte, contar mis experiencias y compartir mis viviencias que a veces son buenas y otras no tanto, pero que la mayoría de las veces dejan anécdotas graciosas y divertidas que me recuerdan lo maravilloso que es ir...Dando Vueltas por Ahí.



miércoles, 27 de abril de 2016

EL SHOW DE LAS MARIONETAS

Desde pequeñita me han gustado las marionetas, recuerdo que siempre en las fiestas de mi pueblo mi madre me llevaba a los guiñoles que hacían en la plaza y me fascinaban. También las he visto en algún teatro de la sala San Pol de Madrid y por supuesto en espectáculos callejeros en el Retiro. 

Recuerdo también que en mi etapa anterior en Bélgica vi en Brujas un espectáculo callejero de un ratón-marioneta que me gustó muchísimo, creo que disfruté más que los niños que lo estaban viendo.
El caso es que en Bruselas hay un bar donde realizan un espectáculo de marionetas, se llama “Theatre Royal de Toone” y llevo años queriendo ir. La primera vez que estuve por Bruselas no fui porque las actuaciones son en francés y creí que no las entendería, pero esta vez que mi nivel de francés está empezando a ser aceptable no quería perdérmelo por nada del mundo. Pregunté a Fátima si vendría conmigo y no lo dudó un momento así que aprovechando que era viernes y que Fati libraba el sábado allá que fuimos.


Nada más entrar nos recibió un camarero muy guapo, la cosa empezaba bien,  su compañera, una chica muy simpática nos dijo que teníamos que esperar porque el espectáculo empezaría en media hora y hasta 15 minutos antes de la sesión no vendían las entradas. Como nos sobraba tiempo fuimos a dar un paseo por la Grand Place para estirar las piernas y luego pasamos otra vez al bar y esperamos allí sentadas a que abrieran la puerta de la sala donde se hacen las representaciones. Allí estábamos las dos cotilleando y riéndonos cuando de repente un gato saltó a mi lado y se sentó en el banco como si también estuviera prestando atención a la conversación. Confieso que no soy persona muy gatuna, los perros si me gustan pero los gatos no y nuestro nuevo compañero de mesa no me gustaba un pelo. De repente otro gato pasó por mis pies y es que el bar de las marionetas es también uno de esos bares con gatos que están tan de moda ahora, por suerte, abrieron las puertas del teatro y pude escapar de la compañía gatuna que no me estaba gustando en absoluto.

Subimos por unas escaleras de madera y al final de las mismas un señor muy gracioso nos vendió las entradas. Una vez dentro elegimos nuestro sitio y yo empecé a lanzar fotos a diestro y siniestro porque la salita estaba llena de marionetas colgadas por todas partes. Me llamó mucho la atención que sentados delante de nosotras había una pareja oriental que no hablaban nada de francés, pero quizá les pasará como a mí, que les gustan mucho las marionetas y les daba igual si entendían o no.

Unos minutos después, el señor de las entradas, que era además uno de los actores que ponía voz a las marionetas, hizo una estupenda presentación de la obra que íbamos a ver, una adaptación belga de “Hamlet”. No paré de reírme todo el rato, la obra fue genial y eso que como era en francés había cosas que no entendía, estaba llena de guiños a Bruselas y alrededores y los actores eran unos crack moviendo las marionetas y poniendo voces. Mi personaje favorito era Laertes, el hermano de Ofelia que le ponían como un tontainas que no pronunciaban bien las “s”, las hacía como si fueran “z” y me resultó super gracioso escuchar e francés que no se pronunciaran las “s”.

A mitad de la función hubo un descanso durante el que abrían otra sala donde había marionetas expuestas y podíamos sentarnos allí a tomar algo. Fati y yo aprovechamos para tomar una coca-cola, cotorrear y seguir tirando fotos a las marionetas. A la vuelta del descanso no había ni rastro de la pareja oriental, yo creo que creyeron que se había terminado y sencillamente se marcharon.


El final de la obra fue también muy gracioso, a pesar de que “Hamlet” de comedia tiene poco pero lo hacían tan divertido que era imposible no reírse. Cuando terminó todos los espectadores aplaudimos sin parar y sin podernos quitar la sonrisa de la cara, lo hicieron genial y los escenarios estaban también muy trabajados. La verdad es que la obra no tuvo desperdicio ninguno y es un espectáculo muy, muy recomendable para todos aquellos que os acerquéis a Bruselas y queráis hacer algo divertido y diferente. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario