PARA EMPEZAR...

PARA EMPEZAR...

Me llamo Marta Fernández, licenciada en periodismo, experta en Relaciones Internacionales y a un paso de ser Doctor en Ciencias Políticas.

Mi pasión por el periodismo y contar lo que pasaba comenzó siendo muy pequeña, quizá tuviera unos seis años, y veía a los reporteros en la tele, cada día en un sitio, contando historias diferentes, visitando muchos lugares, conociendo otras culturas y personas, todo muy apasionante. Y como siempre he sido muy cabezona eso fue justo lo que hice, convertirme en periodista y aunque no se si por azar o por mala suerte (o no), la vida no me está brindando la oportunidad de ser periodista pero si que me está dando la de viajar y conocer diferentes lugares, culturas y personas, a veces lejos de casa, otras veces muy cerca de ella, pero siempre encuentro en todo una historia que merece ser contada.

Ya decían Celtas Cortos "En estos días inciertos en que vivir es un arte", yo lo que pretendo es exprimir al máximo ese arte, contar mis experiencias y compartir mis viviencias que a veces son buenas y otras no tanto, pero que la mayoría de las veces dejan anécdotas graciosas y divertidas que me recuerdan lo maravilloso que es ir...Dando Vueltas por Ahí.



domingo, 12 de enero de 2014

BIENVENIDA A GALES



Pues aquí estamos otra vez, dando vueltas por ahí tras un descansito por tierras españolas. Sé que a mis lectores les dejé con un sabor un poco amargo tras escribir sobre Teocles porque daba la sensación de que estaba triste pero hay que comprender que acababa de llegar de Bruselas tras pasar casi dos años allí y adaptarse a la nueva situación era difícil. Fue en junio cuando empecé a coger el gustillo otra vez a España y a estar en casa y di también muchas vueltas por ahí dentro del territorio español: el teatro de Mérida con su correspondiente visita a la ciudad, vacaciones en Torrevieja, coger níscalos…un no parar. Y cuando ya me había acostumbrado a estar en casa y estaba contenta otra vez llegó la hora de marchar de nuevo.

 Esta nueva aventura ya estaba programada desde enero del año pasado y consiste en pasar unos meses en Cardiff haciendo una estancia investigadora para mi doctorado el cual espero terminar a finales de este año. Todo el mundo me hace la misma pregunta, qué hasta cuando voy a estar aquí y yo siempre contesto lo mismo, que un mínimo de seis meses porque la vida da muchas vueltas, pero a día de hoy mis planes son estar a finales de junio disfrutando del buen tiempo español así que tengo que aprovechar estos meses para estudiar mucho y para disfrutar mucho también de esta nueva aventura.

Mi llegada a Reino Unido ha estado llenita de anécdotas desde que pise el aeropuerto de Bristol pero vamos a ir por partes. Como ya he dicho no tenía ninguna gana de venir porque estaba muy a gusto en mi casa, sin nada que hacer ( que era justo lo que me mataba) pero muy a gusto así que el día nueve de enero me lo pasé llorando como una magdalena: lloré en casa, lloré en el coche, lloré en el aeropuerto y lloré en el avión, luego me dormí y cuando me desperté ya estaba en Bristol y llorar no servía de nada. Cuando salí del avión se me retorció el morro al más puro estilo “morro retorcido” porque hacía mucho frío. Era un frío húmedo como el que hace en Holanda y no me gusta nada. Entré en el aeropuerto a coger mi maleta y tuve que pasar por el riguroso control de pasaporte que tienen los británicos. Con una sonrisa saludé a la señora que amablemente me  ayudó a poner el pasaporte en el escáner y entré en una especie de jaula; estaba encerrada frente a una cámara de fotos que tenía que fotografiarme la cara para indicar que había entrado al país. La cámara subía, bajaba, volvía a subir…pero nunca terminaba de tirar la foto, yo me estaba poniendo de los nervios y secretamente pensaba…ojala me manden a casa en el primer avión de vuelta, pero no fue así. –Quítate el gorro- me dijo un chico español, sino no te va sacar la foto nunca…-Primera metedura de pata, “welcome to UK”-.  Tras ese pequeño incidente me dirigí a recoger mi maleta, aquí si tuve suerte y me fui a ver si pillaba un taxi que me llevara a mi hotel. Fui donde en teoría estaban los taxis aparcados y los que vi no me convencieron mucho porque no tenían el cartelito que pone taxi donde lo tenían que tener y los conductores no me gustaban así que pregunté a unos españoles ( yo es que me fio siempre mucho de mis compatriotas que además están por todos lados) que me dijeron que había que ir a una oficina de taxis en el mismo aeropuerto para que ellos llamaran a uno. Así que así lo hice, me salió más caro pero llegué sana y salva a mi hotel. En el hotel no me pasó nada especial, solo que el ascensor estaba roto y yo llevaba un maletón de aquí te espero y una maletita que pesaba un quintal, pero un chico muy amable me subió el maletón al primer piso así que solucionado.

A la mañana siguiente otro taxi me llevó a la estación de Bristol para coger un tren destino a Cardiff que es donde voy a pasar estos seis meses, bueno, cinco en realidad J

El camino ha sido tortuoso porque moverse con dos maletas es una lata pero rompiendo con estereotipos he de decir que los ingleses son muy amables y me han ayudado mucho tanto en guiarme a los sitios como con mis dos maletas. Una vez en la estación de Cardiff he cogido otro taxi para que me llevara a mi destino, esta vez si que era más al estilo español y belga, todos los taxis en fila y coges el primero. Me ha tocado un conductor de Sudán que no paraba de hablar y de preguntarme cosas y yo, ansiosa por conversar (algo que he hecho con todos los taxistas desde que he llegado), contestaba sus preguntas y le preguntaba también. Cuando me ha dejado en mi casa me ha dado un papelito con su nombre y su teléfono por si necesito algo, me hubiera gustado más ligar con un galés que son guapísimos.

Mi casa está muy chula, mi casera es muy amable y a mis compañeros no les he visto, solo a una q se marchaba corriendo a pasar el fin de semana a Londres, así que aquí estoy yo sola en casa y sin conexión a internet porque no me han dicho la contraseña y ninguno ha contestado a las llamadas de la casera para dármela. Ahora si que estoy como Teocles encerrada en la habitación y sin internet, sin conocer a nadie y super descolocada. Pero es lo que tienen ir dando vueltas por ahí, los primeros días son un asco pero sé que en cuanto empiece a ir a la universidad todo cambiará (además tengo despacho) y que Cardiff me va a gustar mucho ya veréis porque ya os iré contando las “Marta´s adventures in Walesland”.


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