Hace dos domingo fui a
visitar el castillo de Caerphilly. Caerphilly es una pequeña ciudad situada a
unos veinte minutos en tren de Cardiff y alberga el segundo castillo más grande
de Gales que además es el segundo más grande de todo Reino Unido.
La excursión a
Caerphilly prometía ser tranquila, yo solo conocía a una de las chicas con las que
iba a ir, las otras eran amigas suyas y nos las había visto nunca. La mala
suerte hizo que Carla, la chica que yo conocía no pudiera venir porque al ser
domingo el tren que la tenía que traer a Cardiff pasa con menos regularidad que
los días de diario así que se quedó en tierra. Siguiendo sus indicaciones y las
descripciones que me daba por whatssap al fin me encontré en el tren con las
otras dos chicas: una española y una chipriota. Una vez hechas las presentaciones
comenzamos a hablar y entre que yo hablo mucho y las otras que no se quedaban
atrás nos pasamos tres paradas de Caerphilly, en realidad nos dimos cuenta del
error porque la ciudad está a veinte minutos de Cardiff y llevábamos cuarenta
en el tren. Así que nos bajamos en una estación en medio de la nada a esperar
el tren de vuelta.
Como los domingos la
vida en Gales tiende a paralizarse un poco, solo había un tren que daba la
vuelta así que tuvimos que esperar en una estación que parecía que estaba en un
bosque una hora entera. Ni que decir tiene que como el día era soleado y no
había edificios hacía un frío que pelaba. Caminamos un poco para entrar en
calor pero sin alejarnos demasiado de es estación fantasma no fuera a ser que volviéramos
a perder el tren.
Pasada la hora más
larga de mi vida y conociendo la vida entera de mis dos nuevas amigas cogimos
el tren que nos dejó en Caerphilly. Una vez allí comimos un sándwich con una
chocolatina y una fruta (sí señor ahí bien metida en la cultura británica) y
visitamos el castillo.
La verdad que por fuer
es muy bonito y está rodeado por un parque con lagos precioso, parecía que
estaba en un cuento, por dentro ya es más normal. No tiene nada salvo
habitaciones vacías y muchas goteras. Pero merece la pena visitarlo aunque
mejor en primavera porque pasé tanto frío que solo estaba pensando en el
chocolate caliente que me iba a tomar a la vuelta. Además me han dicho que el
queso de Caerphilly está muy bueno así que tendré que volver para probarlo.
La visita terminó
enseguida y como estabamos tiesas de frío decidimos volver a Cardiff y terminar
allí la tarde en el café Nero. Con un chocolate con nata y ay entradas en calor
nos alegramos mucho de haber escogido ese día para visitar Caerphilly porque había
hecho sol y eso en Gales es algo que se ve muy pocas veces, al menos en
invierno.
Salvo esperar en la
estación en medio de la nada en este viaje no me pasó nada extraño, pero
retomando mis aventuras con las cisternas de las lavabos…hora está averiada la
del otro baño y garantizo que ni yo ni mi taza hemos tenido nada que ver y
bueno aunque rota funciona un poco y mi cebra no ha tenido que volver a salir
de la oficina nada más que para ser fregada en la cocina, vamos, donde tiene
que estar.