PARA EMPEZAR...

PARA EMPEZAR...

Me llamo Marta Fernández, licenciada en periodismo, experta en Relaciones Internacionales y a un paso de ser Doctor en Ciencias Políticas.

Mi pasión por el periodismo y contar lo que pasaba comenzó siendo muy pequeña, quizá tuviera unos seis años, y veía a los reporteros en la tele, cada día en un sitio, contando historias diferentes, visitando muchos lugares, conociendo otras culturas y personas, todo muy apasionante. Y como siempre he sido muy cabezona eso fue justo lo que hice, convertirme en periodista y aunque no se si por azar o por mala suerte (o no), la vida no me está brindando la oportunidad de ser periodista pero si que me está dando la de viajar y conocer diferentes lugares, culturas y personas, a veces lejos de casa, otras veces muy cerca de ella, pero siempre encuentro en todo una historia que merece ser contada.

Ya decían Celtas Cortos "En estos días inciertos en que vivir es un arte", yo lo que pretendo es exprimir al máximo ese arte, contar mis experiencias y compartir mis viviencias que a veces son buenas y otras no tanto, pero que la mayoría de las veces dejan anécdotas graciosas y divertidas que me recuerdan lo maravilloso que es ir...Dando Vueltas por Ahí.



jueves, 1 de diciembre de 2011

Tandém

Uno de mis objetivos mientras dure mi estancia en Bruselas es aprender francés porque aunque lo estudié en el instituto como no lo he practicado se me ha olvidado todo; tanto es así que he tenido que empezar de cero y he de reconocer que me cuesta.
Me considero una persona a la que la gustan los idiomas, hablo español (estaría bueno) e inglés y he picoteado el francés, el neerlandés y el rumano. De estos tres últimos reconozco que el que peor se me ha dado y se me da es el francés. No sé explicar porque se me da tan mal la lengua de nuestros vecinos del norte, todo el mundo dice que es el idioma del amor, que es muy bonito y agradable a los oídos y todas esas cosas pero…que voy a decir, a mi no me sale; me siento ridiculísima porque hay sonidos que no existen en español y hay que poner la boca rara…no sé. El caso es que una cosa que me he propuesto es irme de aquí chapurreando francés y si tengo que seguir con ello en España o en la Conchinchina pues sigo, pero tengo que terminar hablándolo y más estando en un país donde es uno de los idiomas oficiales. Así que ni corta ni perezosa me apunté a clases de francés, que de momento están siendo bastante fáciles porque son un repaso a esos tres años que estudié francés en el instituto y que estaban escondidos en algún lugar de mi cerebro y tímidamente se están atreviendo a aparecer. Pero las clases no me parecían suficiente, vamos un poco lentos y yo soy una persona un poco impaciente así que opté por probar otros métodos.
El primero fue escuchar la radio y ver películas en francés. Tengo que destacar que como las películas me las deja un compañero de trabajo que es eslovaco tienen subtítulos en inglés y me vuelvo un poco loca viéndolas…pero oye, es un paso. Y muy bueno porque el oído se va haciendo.
El segundo ha sido arrancarme a hablar en francés en las tiendas y cuando cojo el teléfono en el trabajo. Suelo empezar en francés y cuando mis interlocutores se emocionan y empiezan a hablarme deprisa cambio a inglés y punto que tampoco se puede correr antes de andar. Pero, aún así estos dos pasos me sabían a poco, necesitaba algo más, algo más emocionante y que me sirviera para ponerme realmente las pilas con este idioma tan complicado para mí; lo que yo necesitaba era un tándem, es decir, alguien interesado en hacer un intercambio lingüístico español-francés. Yo no me terminaba de atrever a dar este paso así que de nuevo el destino caprichoso (que se está cebando conmigo desde que estoy aquí y del que cada día entiendo menos sus movimientos) hizo que una de mis amigas conociera a un chico que quería hacer un tándem; cómo ella se volvía a España me lo pasó a mí y…no pude decir que no.
Quedé con el chico, al que no había visto en mi vida, por correo electrónico. -Es muy guapo-, me dijo mi amiga –muy alto y hace surf-, datos muy importantes y que me asustaron un poco porque yo quería un tándem no un modelo porque aunque me gusta mucho la fotografía es hablar lo que me interesa, pero bueno. Según iba de camino me asusté pensando que iba a hacer el ridículo: -solo se hablar en presente, no tengo casi vocabulario, que vergüenza, seguro que el habla español muy bien y encima…es alto, guapo y hace surf- (no podía olvidar eso). Cuando llegué mis nervios desaparecieron en el momento en que el surfista y yo nos miramos y nos empezamos a reír, creo q él se sentía tan bobo como yo.



Entramos en el bar y ya empezamos a hablar; para mi sorpresa él tampoco hablaba muy bien español así que estábamos en las mismas pero a la inversa. Estuvo muy bien la tarde, hablamos en español, en francés y cuando no sabíamos por donde tirar en inglés, además como es flamenco habla también neerlandés así que podré practicar los dos idiomas. Ya hemos vuelto a quedar la próxima semana, espero que me vaya sirviendo de algo porque si mis tres pasos más las clases no funcionan con el francés entonces tendré que empezar a estudiarlo mediante hipnosis o algo así.  
Y va la anécdota, que como no me iba a pasar alguna historia…muchos sabréis que en castellano no hacemos al hablar la diferencia entre “b” y “v”, suenan igual; bueno pues algunas veces cuando hablamos otro idioma es muy importante hacer esa diferencia para no decir barbaridades o cosas que no queremos decir aunque nuestro interlocutor nos entienda. No me acuerdo de que estábamos hablando que yo dije que algo iba más deprisa o algo así; para decir “deprisa” usé la palabra francesa “vite” pero pronunciada como “bite” lo que provocó un ataque de risa del surfista; -¿qué he dicho?- le pregunté riéndome yo también, -una cosa que me ha hecho mucha gracia, pon atención en no pronunciar mal esa palabra-. Pero no me quiso decir el significado, me dijo que lo buscara en internet cuando llegara a casa. Imaginé que le daba vergüenza decírmelo así que me hice a la idea de lo que podían ser…efectivamente era eso; lo miré cuando llegué a casa, era un vulgarismo, como decir coj*nes o algo así asi que os invito a que pongáis atención si alguna vez tenéis que hacer uso de "vite" en francés no vaya a ser que, por ejemplo queráis decir “tengo que comer deprisa” y la terminéis liando.

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