PARA EMPEZAR...

PARA EMPEZAR...

Me llamo Marta Fernández, licenciada en periodismo, experta en Relaciones Internacionales y a un paso de ser Doctor en Ciencias Políticas.

Mi pasión por el periodismo y contar lo que pasaba comenzó siendo muy pequeña, quizá tuviera unos seis años, y veía a los reporteros en la tele, cada día en un sitio, contando historias diferentes, visitando muchos lugares, conociendo otras culturas y personas, todo muy apasionante. Y como siempre he sido muy cabezona eso fue justo lo que hice, convertirme en periodista y aunque no se si por azar o por mala suerte (o no), la vida no me está brindando la oportunidad de ser periodista pero si que me está dando la de viajar y conocer diferentes lugares, culturas y personas, a veces lejos de casa, otras veces muy cerca de ella, pero siempre encuentro en todo una historia que merece ser contada.

Ya decían Celtas Cortos "En estos días inciertos en que vivir es un arte", yo lo que pretendo es exprimir al máximo ese arte, contar mis experiencias y compartir mis viviencias que a veces son buenas y otras no tanto, pero que la mayoría de las veces dejan anécdotas graciosas y divertidas que me recuerdan lo maravilloso que es ir...Dando Vueltas por Ahí.



lunes, 21 de abril de 2014

WICKED, EL MUSICAL


¡Hola!, sí soy yo que he vuelto. Siento tener el blog un poco abandonado pero es que estoy muy perezosa. Creo que necesito unas buenas vacaciones, que me de un poco el sol, calor…es que el sol galés no calienta nada, vienen siempre acompañado de una mareíta… Dejando el tiempo galés a parte, voy contaros como fue mi primera experiencia con un musical en inglés.

La primera vez que estuve en un musical fue hace unos cuantos años en Madrid para ver “La Bella y la Bestia”. Sobra decir que salí emocionadísima, ya no solo porque la historia me encante sino porque la puesta en escena fue lo más. Comprendí que las entradas fueran tan caras porque los musicales, en general, llevan mucho trabajo detrás pero me da mucha rabia porque eso me impide ir a más musicales, pero bueno, que se le va a hacer.

El segundo musical que vi fue en mi pueblo el pasado mes de Noviembre. Era benéfico y lo organizó una asociación cultural de un pueblo cercano al mío. Interpretaron “No me puedo levantar”, el musical de Mecano y la verdad que para ser una asociación cultural con actores aficionados lo hicieron estupendamente y me gustó mucho también. Tras ver este musical mi cabeza empezó a maquinar que quizá el siguiente podría ser “El Rey León” cuando volviera de Cardiff, pero lo que mi cabeza no sabía es que Cardiff me daría la oportunidad de ver en musical uno de mis libros favoritos: “Wicked, memorias de una bruja mala”.

Seguro que a muy poquitos os suena este título, es una pena porque la novela está genial. Su autor es el neoyorquino Gregory Maguire y cuenta la historia de “la Malvada Bruja del Oeste” de “El Mago de Oz” desde el punto de vista de la bruja. Genial, aconsejo a todo el mundo leer la novela si tenéis oportunidad porque o tiene desperdicio y hace al lector cuestionarse ¿qué es ser malo en realidad? Porque si escuchas la versión de Wicked lo de “Malvada” sobra.

Volviendo al musical, he de confesar que iba con un poco de miedo porque como la mayor parte es cantado no sabía si lo iba a entender bien. Yo hablo bien inglés, lo entiendo muy bien y puedo ver películas y series y seguir  una clase en la universidad pero las canciones ya sabemos que son algo más difíciles. Llegue pronto al “Millenium Centre”, el auditorio donde se representa la obra, porque tenía que recoger la entrada. Me sorprendió la cantidad de merchandising que había: bolsas, llaveros, libretos del musical, colgantes, camisetas… todo un mundo de “Wicked”. De repente se me acercó un señor que vendía el programa del musical (un libro bastante grueso con muchas fotos y detalles sobre los actores, los ensayos, etc).

-Hi, would you like a book?- (Hola, ¿Quieres un libro?). Me dijo a modo de saludo.

-Hi- le contesté. –How much is it? (¿Cuánto cuestan?).

-Seven- (Siete)

-Seven Euros?- (¿Siete euros?).

- No, siete libras- me dijo riéndose en español y con un fuerte acento británico.

-¡Anda, si sabes español!- le dije sonriendo.

-Sí, es que he estado viviendo en España- contestó devolviéndome la sonrisa multiplicada por tres.

Estuve hablando un ratito con él sobre su estancia española y me dirigí hacia la puerta, estaban a punto de abrir y yo tenía que subir unos cuantos pisos para llegar a mi destino. En cuanto abrieron las puertas entré muy contenta porque tenía unas ganas locas de que empezara el espectáculo. Mi entrada estaba situada en lo que popularmente se conoce como “el gallinero” ( el inexistente sueldo de un estudiante de doctorado español no da para más), no sabía cómo sería la visibilidad y me sorprendió ver que era bastante buena, un poco lejos eso sí pero se veía todo el escenario y eso era lo importante.

Con puntualidad británica comenzó el espectáculo: los decorados eran geniales, los disfraces, los bailes, las canciones…no tengo palabras para describirlo. Además entendía todo (menos cuando cantaban los coros porque entender a unos quince ingleses cantando a la vez es algo que aun no domino). Me gusto mucho la actuación de la chica que interpretaba a Wicked, la Bruja Mala, pero la que bordó el papel fue la actriz que hacía de Glinda, la bruja buena. Tan cursi, tan tontorrona, tan “voy de buena pero en realidad no lo soy tanto”, presumida y vanidosa pero muy graciosa a la vez. Fue la que dio el toque de humor a la obra y en mi opinión la que mejor lo hizo.

La adaptación fue bastante buena pero aún así muy diferente al libro, de todos modos fueron dos horas y media de espectáculo que se me pasaron volando y me hicieron salir del auditorio con una sensación de felicidad muy grande.

Decidido, tengo que ir a musicales más a menudo.